El acero ha vuelto al centro de la agenda económica internacional. Con el reciente aumento de aranceles del 50% a las importaciones siderúrgicas en Estados Unidos —una decisión política impulsada por la administración Trump para proteger la industria local— el mercado global entra en una nueva fase de tensiones, realineamientos logísticos y desplazamiento de flujos comerciales.
Aunque esta medida busca impulsar la manufactura interna en EE. UU., los efectos inmediatos son globales: mayores costos para los fabricantes, menor demanda de acero importado en Norteamérica y una sobreoferta latente en otras regiones. Este fenómeno se suma a una situación ya marcada por capacidad excedente en Asia, especialmente en China y Japón.
De hecho, Asia-Pacífico continúa siendo la región dominante en el mercado logístico vinculado a metales como el acero. En 2024, el tamaño del mercado logístico global para maquinaria y productos metálicos fabricados (como el acero) alcanzó los €115.214 millones, con un crecimiento apenas del 0,4% respecto a 2023. Para 2025, se proyecta una mejora hacia los €118.045 millones, equivalente a un crecimiento del 2,5% anual, impulsado sobre todo por los ajustes regionales en cadenas de suministro y movimientos tácticos de inventario.
Uno de los movimientos más relevantes ha sido la adquisición de US Steel por parte de Nippon Steel, por $14.900 millones, acompañada de una promesa de inversión de $11.000 millones en EE. UU. a cambio de una “acción dorada” otorgada al gobierno, que le permite controlar decisiones estratégicas sobre producción, cierres o traslado de plantas.
¿Qué significa esto para América Latina?
Para los compradores latinoamericanos, esta coyuntura representa una ventana de oportunidad real y de corto plazo. Ante la menor demanda de importaciones siderúrgicas en EE. UU., los productores asiáticos —especialmente China y Japón— podrían volcar sus excedentes a otros mercados, y América Latina podría beneficiarse de ello.
Estrategia recomendada:
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Priorizar el abastecimiento desde Asia, donde se espera una mayor disponibilidad y presión vendedora durante los próximos 18 a 24 meses, favoreciendo condiciones más competitivas.
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Negociar contratos con términos logísticos adaptables, incluyendo cláusulas sobre disponibilidad naviera, ajustes por tarifas o contingencias portuarias.
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Evaluar rutas marítimas eficientes desde Asia hacia la costa pacífica latinoamericana, aprovechando hubs logísticos regionales con capacidad instalada.
En un entorno donde la política está moldeando la logística, tomar decisiones oportunas sobre el origen del acero puede marcar la diferencia en márgenes, continuidad operativa y resiliencia industrial. Mientras EE. UU. fortalece su muro arancelario, América Latina puede construir su ventaja comprando estratégicamente en Asia.
Elaborado Por: Manuel Felipe Agudelo. Especialista en transporte internacional de mercancías.
Fuentes: TI insigth