El mercado logístico global atraviesa una etapa de profunda incertidumbre. Durante los últimos meses, tanto las tarifas como los volúmenes en el transporte marítimo y aéreo han mostrado una marcada volatilidad, sin señales claras de estabilización a corto plazo.
En el centro de esta inestabilidad se encuentra la persistente tensión comercial entre China y Estados Unidos. El último giro en esta relación fue el anuncio del presidente Donald Trump, el 2 de junio, sobre un nuevo aumento de aranceles al acero proveniente de China. Según el mandatario, esta medida responde a una supuesta violación por parte de China a un acuerdo preliminar alcanzado en mayo.
A pesar de que continúan las negociaciones comerciales entre ambos países —lideradas por figuras como el secretario del Tesoro Scott Bessant y el secretario de Comercio Howard Lutnick—, la postura oficial de Washington se mantiene firme en torno a una política de presión arancelaria.
Impacto directo en la logística transpacifico
Este vaivén político ha generado efectos inmediatos en el comercio entre ambos países, particularmente en las rutas transpacíficas. Un caso emblemático es el del Puerto de Long Beach, que en abril registró un aumento interanual del 15,6% en el volumen de contenedores, marcando un récord histórico para ese mes. No obstante, las autoridades del puerto anticiparon una caída de “dos dígitos” para mayo. Las cifras preliminares del Departamento de Comercio de EE. UU. ya apuntan a una reducción del 20% en las importaciones de mercancías durante abril, después de un incremento del 5,8% en marzo.
En cuanto a tarifas, los efectos también son evidentes: mientras las navieras incrementaron la intensidad de sus servicios, los precios del flete marítimo subieron un 13% en la ruta Asia-Costa Oeste de EE. UU. en la última semana de mayo, según datos de Freightos. En contraste, los precios del flete aéreo cayeron un 7% en la misma ruta, lo que sugiere que muchos cargadores han optado por reforzar inventarios para anticiparse a las futuras disrupciones.
Riesgos operativos y lecciones del pasado
Desde una perspectiva operativa, algunos expertos alertan sobre el riesgo de congestión en puertos y aeropuertos, en especial en la costa oeste estadounidense. La administración del Puerto de Long Beach ha comparado la situación actual con las disrupciones vividas durante la pandemia de COVID-19 (2021-2022), mencionando los posibles efectos del “látigo” (bullwhip effect) en la demanda de contenedores. Sin embargo, hasta el momento, los niveles operativos siguen siendo manejables.
¿Qué se puede esperar?
El panorama a mediano plazo no es alentador. Si se toman al pie de la letra las declaraciones desde Washington, es poco probable que se retome el escenario previo al conflicto en términos de relaciones comerciales. Esto implica que los mercados logísticos intercontinentales —y en particular el transporte marítimo de contenedores— seguirán siendo altamente impredecibles en el futuro inmediato.
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Para exportadores, importadores y operadores logísticos en América Latina, es fundamental mantener estrategias flexibles de inventario, diversificar rutas y reforzar la visibilidad de la cadena de suministro ante un entorno que seguirá marcado por la incertidumbre política y económica global.
📌 Fuente original: Thomas Cullen, Ti Insight
🔗 Publicado en www.xporto.co
Manuel Felipe Agudelo